Un año más o, ¿uno menos?

Por Luis Mastroeni

La conclusión hace unos días de la COP28 me deja la puerta abierta para escribir la última columna del año. Algunos estiman que los acuerdos en Dubai no alcanzan, mientras otros hablan de momento histórico. 

Según los asistentes la cita funcionó para que, por primera vez en la historia, el documento final incluyera una propuesta hacia la eliminación de los combustibles fósiles y los países acordaron una disminución paulatina en la dependencia de estos productos. Veremos en el 2025 si lo logran, pues será el año de las primeras revisiones. 

Pero ¿qué tiene que ver esto con mi columna de fin de año? Uno puede decir que pasó un año más, pero también se puede afirmar que nos queda uno menos de vida. Creo que en el caso de las COP pasa lo mismo. Pasan y pasan los años y siempre hay alguno que otro acuerdo, sin embargo, el tiempo se agota, cada día que pasa hay menos espacio para hacer lo que nos toca y lograr la meta de no aumentar el calentamiento global. 

Una cumbre más, algunos acuerdos, algunos avances, pero las brechas siguen siendo gigantes y los esfuerzos muy pocos. 

Mi percepción es que no tomamos decisiones conscientes, no nos hacemos las preguntas complejas, que nos lleven a las respuestas adecuadas. Eso mismo pasa con las empresas que no han dado el salto hacia la nueva manera de gestionar los negocios, y para ellas ya pasó un año más o queda uno menos. 

Algunas preguntas son complejas, eso es cierto. Por ejemplo, ¿cómo pretende una empresa disminuir sus emisiones o ser regenerativa, si sigue invirtiendo en instalaciones, equipo de transporte y nueva infraestructura? La respuesta será: es que necesitamos seguir creciendo. 

Eso es cierto, pero la respuesta correcta no va por ahí, si es que queremos contribuir con un equilibrio climático o social desde la operación del negocio. Por eso las preguntas son “ácidas”, como dirían en finanzas. Nos llevan a paradojas, que como en le COP28, nos ponen a pensar y analizar que no hay otra salida más que dejar de soñar con más y más y empezar a posponer ciertas acciones, en pro de tener un ecosistema apropiado para seguir operando en el largo plazo.

El director de la COP28 viene de un país cuya producción petrolera es abundante. Sin embargo, cuando con un mazo aprobó en nombre de todas las partes el acuerdo, se toma un tiempo antes de aplaudir y sonreír, como diciendo: ¿Qué hicimos?, bueno es que las decisiones de este calibre nos dejan pensando en mil cosas, pero insisto, las soluciones no vendrán si no cambiamos las formas en que hacemos negocios o en que nos comportamos como países en el mundo. 

El fin del año es un buen momento para tomar decisiones y plantear metas relistas para el 2024. No podemos seguir acumulando años y sueños, hay que ponerle fecha para que se vuelvan realidad. Los países y los negocios deben comprender, de una vez por todas, que no hay un planeta b, que no hay más allá luego de que lleguemos a temperaturas extremas, que no hay más allá si no contamos con agua, energía limpia y menos residuos. 

El tic tac que se inicia el 31 de diciembre para despedir el año, debería también ser el tic tac que le permita a negocios y países plantearse una gestión diferente de la empresa, una forma distinta de hacer las cosas, un formato más apegado a crear valor para que el ambiente y la sociedad no se deterioren y más bien, existan por más tiempo para que la marca continúe por muchos años. 

Uno más o uno menos, esa es la paradoja que plantean estas épocas. Uno más en el que, vamos a decirlo, muchas empresas están cambiando, están mostrando que sí se puede hacer negocios y aportando al bienestar de todos; un año más en el que los casos de buenas prácticas en el que el equilibrio entre el dinero y la persona tuvo ejemplos impresionantes. 

Pero un año menos para bajar emisiones, evitar desperdicios, adelantarse a las regulaciones, ser el líder en estas prácticas… La pregunta para el 2024 será: ¿Queremos estar del lado en el que el tiempo se agota o más bien queremos ganarle al tiempo y hacer historia?

Una hoja en blanco está frente a nosotros. Cada uno puede llenarla respondiendo.