Primer paso
- Luis Mastroeni Camacho

- 19 ago
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Por Luis Mastroeni
Cuando las empresas me llaman para iniciar su proceso de transformación hacia el triple impacto tienen una actitud receptiva y de escucha, pero además reina un pesimismo que es importante sacar de la habitación desde el primero minuto.
La mayoría me dice que no han hecho nada, que ya van a tarde y que les tomará mucho tiempo ponerse al día. Mi respuesta siempre es la misma: estoy seguro de que cuentan con muchas buenas prácticas, pero no las han evidenciado.
Cuando respondo eso, me dicen que les ponga ejemplos.
Ahí es cuando las caras empiezan a cambiar y se genera un diálogo en el que más bien se enteran de que, no están lejos de lo ideal y que, además, hace mucho tiempo dieron el primer paso hacia una estrategia que integre lo económico, con lo social y lo ambiental.

El primer paso, claro está, es querer hacer las cosas de manera diferente. Sin embargo, en muchas ocasiones, no lo ven de esa forma y piensan que no tienen ningún elemento para decir que operan de manera distinta a las demás.
En esta etapa, inicio con un diagnóstico en el que les hago ver que cumplir la ley y tratar a los colaboradores con dignidad es la base y prioridad número uno. En ese momento las empresas se enteran de que aún tienen brechas en cumplimiento legal y regulatorio y que a la gente la podrían tratar mejor de lo que ya lo hacen.
Ahí salta la primera tarea que es de nunca acabar, pues siempre hay nuevas regulaciones y siempre se puede tener al colaborador mejor de lo que hoy está. Pero luego de eso y gracias al diagnóstico, empiezan a salir prácticas que se volvieron parte de la rutina empresarial, pero que no se habían iluminado desde la sostenibilidad, por lo tanto, no se tomaban en cuenta como parte de la estrategia.
Prácticas con proveedores, por ejemplo. Hay empresas que pagan las cuentas de sus proveedores pequeños y medianos en treinta días o menos y eso, sin duda es una práctica que hace la diferencia. Todos sabemos que pagarle a más de treinta días a un emprendedor o una pyme que es proveedora, la deja en una mala posición financiera, pues no tiene las mismas condiciones que un proveedor de mayor tamaño.
Entonces, ¿eso es sostenibilidad?, me preguntan. Claro que sí. La gestión de un negocio sostenible no debería ser diferente a las operaciones de su diario vivir. Cada día más la gestión tiene que hacerse de triple manera; procurando un equilibrio social y ambiental, mientras se sigue ganando dinero, que es una de las razones por las cuales los dueños e inversionistas se meten en la aventura de hacer empresa.
Las organizaciones deben tomarse un buen tiempo analizando estructuras, procesos, procedimientos e impactos, antes de dar los primeros pasos en la estrategia de negocios de triple utilidad.
Hacer esto les ahorrará dinero y, además, podrán afinar mejor sus buenas prácticas para no inventar "el agua tibia" y proceder siempre en consecuencia con la naturaleza del negocio y su propósito.



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