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Nos alcanzó

  • Foto del escritor: Luis Mastroeni Camacho
    Luis Mastroeni Camacho
  • 26 ago
  • 3 Min. de lectura

Por Luis Mastroeni


Parece que finalmente y, aunque algunos les duela, la regulación y normativa en temas sociales y ambientales para las empresas, ya nos alcanzaron. 

Poco a poco vemos cómo las certificaciones, lineamientos o leyes empiezan a volverse una realidad y las empresas que no han avanzado en nada deben apresurarse e incurrir en gastos que no tenían previstos para ponerse al día, cuidar a un cliente o ganar una licitación. 


Los aspectos sociales, tanto a lo interno, como a lo externo de las empresas, se volvieron una necesidad para operar con tranquilidad en medio de un contexto que se ha vuelto complejo e incierto. Si se trabaja en temas como derechos humanos, bienestar, cultura, propósito y otros, las personas que son parte de la organización lo agradecen, pero, además, la rotación disminuye y el sentido de pertenencia aumenta. 

Sobre esta gestión ya hay conversaciones entre quienes quieren hacer negocios o ya son requisitos importantes frente a la petición de crédito en un banco o institución financiera.

Este impacto también se percibe cuando la empresa tiene la capacidad de ver más allá de las paredes y los activos que las caracterizan y empieza a trabajar en su entorno. No solo creará mejores relaciones, sino que, en tiempos de crisis o equivocaciones, los públicos le darán el beneficio de la duda y en muchos casos la defenderán. 


Aumentar la confianza en una marca a través de esta gestión, ya no es una opción, se ha convertido en parte de la ecuación de la venta en nuestros tiempos. 

Por otro lado, trabajar en la mejora del contexto en el que se opera, siempre traerá buenos resultados. No es posible seguir haciendo negocios en entornos que se vuelven inseguros o violentos. Ya en Costa Rica, hay lugares que empiezan a cerrar sus puertas debido a la inseguridad. 


Todo lo anterior, lo hemos venido haciendo de manera voluntaria en la mayoría de los casos, sin embargo la legislación empieza a tocar las puertas y si las empresas no empiezan, al menos, por revisar cómo están sus operaciones a la luz de estas, tendrán que invertir mucho en poco tiempo para ponerse al día. 

Cumplir la ley al filo del plazo siempre será más caro.


Una de estas legislaciones que ayuda a las empresas a vender más es la que se conoce como Compras Públicas Estratégicas. En Costa Rica las empresas que le venden al Estado pueden (y en algunos casos deben) presentar como parte de la licitación evidencia de sus estrategias de triple impacto. Esto les permite diferenciarse de otras y en algunos casos ganar concursos. 


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Otra que está por venir, para la banca costarricense, es la que se conoce como el acuerdo SUGEF 2-10, en que se les pide a los bancos que deben ajustar sus análisis de riesgos de créditos incluyendo factores ambientales, sociales y de gobernanza. A partir de enero del 2027 deberán, obligatoriamente, brindar información a la SUGEF al respecto. 



Finalmente llegaremos entre el 2027 y el 2028, en Costa Rica, a incorporar en los estados financieros, las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) S1 y S2. Estas les piden a las empresas que revelen el nivel en el que se encuentran para enfrentar riesgos sociales, ambientales y climáticos, de tal forma que su solidez financiera no se vea comprometida.


Por eso es por lo que la obligatoriedad y la regulación ya nos alcanzaron.

La única forma de adelantarse antes de que sea demasiado tarde es analizar la manera en que estamos haciendo empresa, pues la gestión debe cambiar cuanto antes, de lo contrario el precio será mucho más alto o peor aún, el precio podría ser que nos saquen del mercado. 

 
 
 

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