Marcha atrás
- Luis Mastroeni Camacho
- 21 jul
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni
Ante las críticas empresariales que los temas ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) han despertado en los últimos años, hay quienes me preguntan si llegó el momento de dar marcha atrás y darse por vencidos pues finalmente se comprobó que no funciona para los negocios.
Lo primero que les respondo es que la ignorancia es atrevida.
Y luego de que nos reímos un poco les ofrezco algunas ideas para que no dejen, ni por un segundo, de seguir alineando el negocio a las prácticas sociales y ambientales, de esta forma podrán evitar que les causen daño.
Además, les insisto en que el gobierno corporativo debe seguir estructurando dentro de las responsabilidades de los más alto ejecutivos estos indicadores. Es un asunto de continuidad de negocio y debe procederse con seriedad.

La primera evidencia de la que hablo es simple, pero contundente. A nadie le sirve una sociedad complicada, desequilibrada, violenta, cuyo costo de la vida sea excesivo y que las desigualdades lleven a un no retorno que puede complicar la convivencia. Si la empresa, de acuerdo con su giro de negocio, puede hacer algo para contribuir con el sistema y este se equilibre y mejore, a la empresa le irá bien ahora y en el largo plazo.
Y luego de explicarles esto, les muestro la foto con la manta de protesta contra la boda de Jeff Bezos (Amazon) en Venecia que organizaciones de la sociedad civil extendieron en la plaza de San Marcos días antes de la ceremonia. La manta decía: “si puedes alquilar Venecia para tu boda, puedes pagar más impuestos”.
No se trata de entrar en el dilema fiscal, se trata de que la gente está harta y quiere un poco más de balance. Las diferencias tan extremas no están siendo bien recibidas, al menos eso parece. Contribuir para que el valor se distribuya de la mejora manera, nunca está de más.
Otra evidencia tiene que ver con los eventos extremos del clima. No solo fue el segundo riesgo más relevante para los negocios que el Foro Económico Mundial (WEF) reveló el pasado mes de febrero, sino que además es evidente que el clima está afectando al agro, a la industria, está aumentando la factura en salud y en otros aspectos que a las personas que están al frente de la empresa los está dejado sin sueño.
Luego pasa a contarles las oportunidades que hay en la Banca, tanto para obtener créditos de desarrollo y crecimiento, como para créditos que permiten disminuir el costo financiero de las operaciones. Uno o dos puntos menos en el monto del interés nunca son despreciables y todo se debe sí, a eso que están pensando: ASG.
Finalmente, no es un asunto de creer o no creer; de si nos gusta o no. Es asunto, que muy pronto (en los próximos cinco años) se volverá obligatorio, pues en el lenguaje universal de las normas internacionales de información financiera (NIIF), estos aspectos serán relevante de cara a una auditoría o de una revisión del estado del negocio y su solidez financiera.
Los impactos que las empresas generan sobre su contexto y los que este les puede generar, no son solo de índole económico -no hay que ser experto en ASG para notarlo-, pueden ser tan variados como la misma sociedad y sus ecosistemas.
El descuido de las Juntas Directivas y personas dueñas de empresas ante estos aspectos, tarde o temprano, les pasará factura.
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