Esa no es la estrategia
- Luis Mastroeni Camacho
- 23 sept 2024
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni

En muchos espacios en los que comparto con estudiantes y colegas, hay tres temas que siempre se confunden y se interpretan como si fueran la estrategia de negocios sostenibles. Es importante aclararlos, para que no se cometen errores que pueden salir caros en el momento en que se quiera cambiar la manera de gestionar el negocio.
Uno de esos tópicos de conversación son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que como dice la página de la Organización de Naciones Unidas (ONU) “pretenden erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda para el desarrollo sostenible”. Cada objetivo (son diecisiete) tiene una variedad de metas y la idea es que luego de quince años de trabajo se pueda avanzar en los retos que se proponen. Esos quince años se cumplen en el 2030.
La confusión con este primer aspecto es que se cree que los ODS son la estrategia de sostenibilidad de la empresa, además, piensan que se debe trabajar en todos y con eso el negocio estará cumpliendo y aportando en el tema. Es muy loable que las empresas quieran aportarle a los ODS y, no cabe duda, de que deben hacerlo. Pero esa no es la estrategia.
En este caso, la estrategia de negocios sostenibles le aporta al logro de los ODS a nivel mundial, pero para que sea una verdadera propuesta de gestión empresarial debe empezar por generar un análisis de impactos, un diagnóstico de sus procesos debe consultar a sus partes interesadas, etc. Una vez que se tiene la estrategia, se puede indicar dónde coincide con los ODS, pero no al revés.
El segundo tema en el que se generan confusiones es creer que se evolucionó de la estrategia de sostenibilidad a la estrategia ASG (ambiental, social y de gobernanza). Estos dos temas -sostenibilidad y ASG- tienen relación, pero hay que aclarar el papel que juegan.
La gestión sostenible de negocios es la que se construye con los procesos que hace unos párrafos explicaba, mientras que los temas ASG se levantan como indicadores de la gestión de negocios sostenibles. Estos nos ayudan a llevarle el pulso a la estrategia y permite establecer prioridades. Los aspectos ASG son indicadores, no son precisamente una estrategia en sí mismos.
Finalmente, el tercer asunto que causa diferencias y discusiones (sanas ambas), es creer que la estrategia es montar una fundación que represente al negocio y se encargue de temas filantrópicos.
Las fundaciones no solo son necesarias, sino que son fundamentales para el desarrollo sostenible, pero decir que son la estrategia del negocio en temas sociales y ambientales, no es lo ideal.
Hay un ejemplo que puede ayudar a explicar este asunto. Supongamos que la empresa decide hacer su fundación en pro del cuidado de los ríos de un país. La fundación se lanza e inicia su trabajo, con excelentes avances y resultados. Sin embargo, la empresa que está detrás de esa fundación, no paga cargas sociales, evade impuestos, contamina, no les paga bien a sus colaboradores y tiene una muy mala relación con la comunidad en la que opera.
Es decir, por un lado, presenta una cara muy loable, pero lo que tiene que hacer en su día a día, que es operar la empresa de forma sostenible, no lo ejecuta bien y además se llega a pensar que con solo tener la fundación no hace falta nada más, pues ya está devolviendo algo a la sociedad.
Hay que tenerlo claro, la estrategia de negocio sostenible tiene un proceso complejo y estructurado y se debe seguir al pie de la letra, para que realmente se logre mover la aguja del desarrollo y la empresa tenga viabilidad en el tiempo.
Los atajos no están permitidos y menos usando temas que son una parte y no el todo de la estrategia.



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