Es lo que sigue
- Luis Mastroeni Camacho
- 4 mar 2024
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni
En mi semana de cumpleaños, esta columna tiene un significado diferente. Primero porque suelo celebrar durante todo el mes y segundo porque el fin de semana en el que aprovecho para escribir, me he encontrado pensando en algo más profundo: ¿Qué es lo que queremos luego de generar todas las estrategias de negocio sostenible en las empresas? Me hice preguntas complejas: ¿esto a dónde nos lleva?, ¿qué es lo que cambiamos?

No es la estrategia en sí, no son los indicadores, los KPIs, el presupuesto, etc. Es decir, eso importa y mucho, pero no es el centro. Es lo que sigue.
El resultado final no es que una empresa aparezca en un ranking (aunque siempre sea bonito), no es la fotografía en la presentación del reporte de sostenibilidad, no es la portada en la revista.
Lo que sigue es la sociedad fortalecida, ese río salvado, ese mar descontaminado, esa posibilidad de que el negocio esté sano, no solamente porque genera mucho dinero, sino porque ha logrado que todo a su alrededor goce de buena salud. Es lo que sigue.
De qué vale el primer lugar en un ranking si la estrategia no apunta a que, al cabo de cinco, diez o quince años las cosas estén mejor. De qué me sirve tener la isla linda, si el mar que la rodea está lleno de tiburones (un jefe siempre me decía esto).
El resultado final de una estrategia de negocios sostenible en esta nueva dinámica de interacciones no es generar un sistema apegado a la ISO26000, cosa que es muy buena, pero no nos podemos quedar ahí. Hay que ir a medir si lo que la empresa hace adentro, impacta de alguna forma afuera y cómo lo hace. Y si no está pasando nada, hay que procurar cambiar de indicadores para medir lo que importa.
Debo decir que esta reflexión es fruto de una clase que impartió hace poco mi estimado Jaime García, del Índice de Progreso Social (IPS). A Jaime siempre lo llevo al curso que doy en la Universidad Lead y los estudiantes de Ciencias Empresariales, aprecian mucho el espacio.
Sin embargo, esta vez me quedé dándole más vueltas a todo lo que expuso, que siempre es interesantísimo. Lo que podemos lograr con las estrategias innovadoras de negocios sostenibles, debe ponderarse ante una herramienta como el IPS, de tal manera que podamos entender si eso incide más allá de lo que el ejercicio de materialidad haya indicado.
Para que no se confundan, la etapa “es lo que sigue”, se da cuando existe una madurez importante por parte de la empresa. Cuando todos están claros y convencidos de que, de la salud externa, depende la salud interna de la empresa y que solo es posible tener negocio a futuro, si la sociedad tiene futuro y si el ecosistema funciona bien.
Si la empresa ya llegó a este punto, entonces urge medir, urge utilizar herramientas para entender si la empresa, junto a otros actores del desarrollo sostenible está poniendo sus prioridades y recursos donde realmente la aguja se mueve. Cuando esto sucede, podemos asegurar que el triple impacto funciona, que el valor compartido realmente se comparte.
Lo que sigue es movernos del metro cuadrado y entender si el impacto hacia afuera está dando resultado. Cuando me refiero “hacia afuera” no dejo de pensar en las familias de los trabajadores de las empresas, ese podría ser el primer termómetro para entender si la nueva forma de hacer negocios está funcionando o no. Es decir, gracias a esa dimensión social interna en que trabaja la empresa, ¿las familias están mejor? Porque hay que recordar que ya el índice de pobreza multidimensional empresarial, creado por la Universidad de Oxford, ha demostrado ampliamente que no necesariamente un salario alto es sinónimo del bienestar en el hogar del colaborador.
Cuando la nueva dinámica de negocios nos exige cambiar la forma en que gestionamos las empresas el resultado es una interacción con todos los públicos de interés para el mejoramiento del sistema en que se mueve la sociedad, el Gobierno y las empresas. Cuando el sistema mejore, entonces, solo entonces, habremos logrado un verdadero impacto positivo.



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