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Encuentro B

  • Foto del escritor: Luis Mastroeni Camacho
    Luis Mastroeni Camacho
  • 8 sept
  • 3 Min. de lectura

Por Luis Mastroeni



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Me encontré con un río gigante que parecía un mar encantado. Con un lugar cálido, como bien nos enseñan los países tropicales. Me encontré con personas de muchos lugares del mundo cuyo sueño diario es cambiar el mundo. Cambiar las cosas para que todos estemos mejor. 

Estas fueron mis primeras impresiones del Encuentro + B del Sistema B Latinoamérica en Belem, una ciudad en la amazonía brasileña. Nunca había estado y ahora ya no quiero dejar de asistir. 


El Movimiento B a nivel mundial nació hace casi veinte años en Estados Unidos y pretende que las empresas se conviertan en generadoras de impacto colectivo en sus países y ayuden a generar un modelo diferente de hacer negocios. Uno en el que lo social, lo ambiental y lo económico estén equilibrados y generen equilibrio para mejorar el bienestar. 


La diferencia con el modelo de gestión sostenible o de triple utilidad, es que las empresas B evolucionan y no dejan el modelo en la decisión voluntaria de una junta directiva, sino que lo ponen hasta en sus actas fundacionales y deberes fiduciarios. Es decir, es una responsabilidad vinculante de la alta dirección mantener el equilibrio social, ambiental y económico.


Lo explico más fácil con un ejemplo. En una figura de su estrategia empresarial que mostraba la empresa Natura, no pusieran al cliente en el centro, sino que ponían la palabra VIDA como centro de su operación. Me encantó porque resume el verdadero interés de una empresa B: ayudar a que la vida siga siendo posible para todos

Uno de los primeros temas fue la importancia del cuidado. Nunca había visto el tema del cambio de gestión empresarial desde el enfoque del cuido. Tiene todo el sentido cuando lo analicé y escuchaba también a las personas que compartían sus puntos de vista.

La empresa que no cuida a su gente, a sus clientes, a su entorno, ¿cómo pretende funcionar en el futuro?; quien no cuida sus relaciones, su producto, su servicio, ¿cómo podrá mantener estable su operación?, es una cuestión de cuidado. 


Pero, ante todo, el cuidado de uno mismo es fundamental si queremos cuidar a los demás y a las empresas. Un primer aprendizaje fue: dime cuánto te cuidas como persona empresaria y te diré qué tanta sensibilidad para poder cuidar del negocio y de los demás tienes. 


Luego hablamos de liderazgo y surgió un gran tema para reflexionar con calma: ¿cómo lideramos desde la empresa un mundo en crisis? Y es que la gestión empresarial tiene la gran oportunidad de ser la arquitecta de las soluciones sociales y ambientales que más nos urgen. No le toca tomar el papel del Estado, pero puede hacer más por los cambios que tanto se necesitan. Y no es un tema altruista, se trata de conservar el mundo para seguir operando. 


Muy bien decían los fundadores de B Lab (el nombre de la organización a nivel mundial) que no es posible la regeneración ambiental, sin la regeneración de los campos sociales. Es decir, no podemos avanzar en los temas climáticos o ecológicos sin que resolvamos temas como la convivencia, las desigualdades y la falta de oportunidades para muchos sectores de la sociedad. 


Una persona empresaria debería vivir con la preocupación de cuidar el equilibrio, pues es lo que le permite mantener operaciones de largo plazo. Antes el equilibrio se medía en dólares, ahora se mide en recursos naturales, personas, comunidades, biodiversidad. Me gustaría dejar claro el punto de que la realidad empresarial, pasa antes por una estabilidad social y ambiental, de lo contrario la operación se vuelve más y más compleja. 

Finalmente, luego de dos días de muchas reflexiones que les iré contando por este medio, me quedo con una frase que alguno de los conferencistas daba y que nos hacía pensar en que antes de lo que podamos obtener individualmente hubo un esfuerzo colectivo, hubo interacción. Hasta la vida sucede por encuentros, no surge espontáneamente. 


Hay que reconocer que no podemos seguir creciendo exponencialmente y pensando que estamos solos y que lo individual está por encima de lo colectivo, sería una buena lección para pensar con calma, mientras seguimos haciendo empresas que"resignifican el modelo de su negocio".


 
 
 

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