¿Cuándo vemos los frutos?
- Luis Mastroeni Camacho
- 24 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni
Cuando las empresas inician sus procesos en la nueva dinámica de negocios, siempre surge una pregunta: ¿cuándo vamos a ver resultados contundentes y transformadores?
Esto sucede porque se trabaja muy arduamente y se quieren ver resultados en el corto plazo. Las organizaciones están acostumbradas a que cuando se suman una serie de acciones se obtiene un resultado en poco tiempo y se puede medir y contabilizar. Por ejemplo, una nueva ruta de ventas genera retornos a corto plazo; una inversión en una tienda hace que lleguen más clientes, un nuevo software agiliza la solución de algún tema. No pasa así en la materia de la que hablamos en este blog. Es más lento, pero más profundo.
Los resultados llegan (créanme porque los he visto) pero hay que actuar creyendo en lo que se hace, apegados a un modelo o técnica, con un discurso convincente, mostrando cada avance, evaluando y corrigiendo con datos.
Podemos desglosar un poco ese camino hacia el logro de los resultados.
Creer en lo que se hace: Ya les había contado (para aquellos que siguen la entrega semanal) el caso de las personas que trabajan en estos temas, pero no les preocupa llegar a un estacionamiento y ocupar el espacio de una persona con discapacidad sin que tengan ninguna situación o condición. Eso es todo lo contrario a creer en lo que se hace. Trabajar en estos temas implica convicción, compromiso, hay que “vacunarse” contra la resignación e intentarlo una y otra vez. Si no hay pasión por estos temas y no se trabaja con esperanza de que el fruto llegará, no estamos yendo en la dirección que nos lleva al resultado positivo. Los que creen e insisten son los que llegan.

Apegarse a un modelo: En esto se debe ser metódico, las cosas no suceden por espontaneidad. Hay que trazar un plan basado en técnicas, herramientas y detalles específicos. Una vez elegida la forma, hay que ser constante y disciplinado en la ejecución, apegarse al plan y cumplirlo. Por otra parte, se debe sumar a todos los que forman parte de los procesos y que conozcan el modelo, su contribución y lo que ganarán con los cambios.
Tener un discurso convincente: Dicen que las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. Eso es cierto; pero en este proceso contar con los argumentos técnicos para elaborar un discurso potente, lleno de datos y además, contarlo con pasión desbordante y arrolladora, es vital si queremos ver los primeros frutos. Esos frutos son los sí del consejo directivo, de la junta de accionistas; son las caras de las personas que dirigen la empresa convencidos de hay que cambiar.
Mostrar cada avance: Los cambios tardarán, pero mientras tanto, hay cosas que podemos contar. El cómo es la pregunta clave en la nueva dinámica de negocios. Por siglos hemos hablado de qué y quién, ahora hay que contar cómo y eso se puede hacer en cada etapa, mostrando pequeños resultados que suman a lo que queremos en el futuro. No se llega a ser carbono neutral sin antes entender cuánto y dónde tengo las fuentes de emisión; contabilizarlas es un logro y eso se muestra.
Evaluar y corregir con datos: Todo se debe medir, contabilizar, evaluar. Hay que tener datos a mano y estarlos revisando para ver avances. En el momento en que algo no esté saliendo como debería, hay que detenerse, diagnosticar y corregir; solo así se llega a las metas.
Los frutos llegan, las metas se alcanzan; pero todo depende de un muy buen plan, de gente comprometida y de líderes que estén dispuestos a ver más allá de su nariz, de entender que invertir de manera sostenible, es dejar sembrados las semillas del retorno a futuro.



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