Cuidar la ejecución
- Luis Mastroeni Camacho
- 8 jul 2024
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni
Hace unos días me fui de viaje fuera de Costa Rica y cuando estaban sirviendo las bebidas noté que habían cambiado los vasos de plástico por unos de cartón. Todo bien hasta ahí, buenas noticias.
Luego de que me sirvieron la bebida me quedé viendo el vaso, pues tenía un texto que decía: “sostenibilidad un destino necesario”. Más feliz me puse aún. Una frase bonita, adaptada al ambiente de viajes en el que estábamos. Aunque yo creo que la sostenibilidad es un camino no un destino; en ese momento me pareció muy bonito el detalle. Al menos hace pensar.

Hasta ahí todo bien. Cambiar los plásticos, utilizar más cartón que tiene una valorización enorme, que se puede usar en otros procesos productivos, que beneficia a una enorme población que se dedica a eso, me pareció muy loable y un gran esfuerzo por parte de la aerolínea.
Como siempre, una vez que sirven todo viene el momento de recoger lo que se entregó para su debida gestión. En ese instante todo el esfuerzo y el cambio dejó de tener sentido. Resulta que, en el mismo recipiente de los residuos de comida y plástico, también ponían los vasitos de cartón con la leyenda sobre la sostenibilidad.
Si no se separan la solución no es la misma. Si no se valorizan de la forma correcta, termina en un relleno, termina en coprocesamiento o peor aún en mares o ríos.
Por eso la sostenibilidad no es destino, es camino. Porque debemos entender que, aunque haya frases muy bonitas y queramos hacer esfuerzos valiosos, esto es complejo e implica pensar siempre en el detalle, en el cierre de ciclos, en una solución completa. Lo mismo me pasó en un establecimiento para reuniones en Costa Rica. Tenían recipientes para distribuir los residuos, pero cada cierto tiempo llegaba alguien de limpieza, destapaba los basureros y echaba todo en una misma bolsa. Otra vez problemas de ejecución.
Si bien es cierto haber cambiado los vasos a cartón y poner una frase bonita implicó una gran lucha y un proceso arduo, el tema no puede quedar ahí. En lo que tiene que ver con residuos y recursos naturales hay que aspirar a la circularidad y antes de eso, debemos aspirar al cambio en los diseños y los procesos, de tal manera que el residuo sea en lo último en lo que pensemos.
Las empresas pueden caer fácilmente en estos errores. Me atrevo a decir que la mayoría no lo hace con mala intensión; simplemente no analizan bien la cadena de impactos y algunos quedan por fuera y no se le busca una solución alternativa.
Esta falta al detalle podría considerarse greenwashing para algunos, pues no se concluye el proceso correctamente y lo que empieza con una muy buena decisión, no se continúa de la mejor manera y por eso no logra los resultados esperados.
Cuando estas cosas pasan y no se logra cerrar el ciclo del material de manera correcta, tampoco se pueden dar datos más contundentes como, ¿cuánto cartón terminó en nuevos procesos productivos?, ¿cuánto cartón se evitó llevar a un relleno?; o por otro lado tampoco podrán decir que un determinado porcentaje de ese material, hoy en día, se está usando para hacer nuevos vasos de cartón y de esa manera darle mayores usos.
Variar la manera en que se hacen las cosas es complejo, pero es solo una primera parte. El reto se hace mayor cuando aprueban el cambio y toca ejecutarlo en todas sus dimensiones.



Comentarios