Circular no lineal
- Luis Mastroeni Camacho
- 27 nov 2023
- 3 Min. de lectura
Por Luis Mastroeni
La industria de principios del siglo pasado se empeñó en crear un sistema de producción alejado de la realidad de la naturaleza. La extracción de materia prima, para modificarla en algún producto y luego llevarla al mercado para utilizarla en su máxima expresión y luego desecharlo es una costumbre tan arraigada, que nunca nos percatamos que ese sistema no es viable en el largo plazo.
El sistema de crear, usar, desechar tiene un límite y estamos presenciando la escena en que los límites nos empiezan a retar, nos confrontan, nos cuestionan. La gran cantidad de desechos que producimos en el planeta está acabando con ecosistemas, fuentes de agua, capacidad del suelo para producir alimentos y secando las fuentes de minerales que son necesarios para la construcción de un sin número de bienes que estamos acostumbrados a comprar.
Por eso detenerse por un momento y observar la sabiduría de la naturaleza es vital si queremos tener industrias y producción sanas, que aporten al desarrollo y no acaben con los ecosistemas en los que vivimos. La casa común, de la que habla el Papa Francisco, solo es posible si nos convencemos de que todo lo que hacemos puede generar un impacto en los otros, por eso debemos procurar que sea positivo.

La naturaleza nos habla de ciclos, de círculos. El ciclo del agua, por ejemplo, lo aprendimos desde la primaria. Como a través de diversos procesos, el agua de lluvia vuelve a las nubes y termina nuevamente cayendo y alimentando los suelos. Ese ciclo se repite, una y otra vez y el resultado es el que agua se mantiene (al menos por ahora).
Con la producción deberíamos procurar lo mismo. Desde la concepción del diseño de los productos, debemos imaginar cómo ese empaque, por ejemplo, se construye con materiales de mínimo impacto al ecosistema y que al final de su primer uso pueda ser incorporado de alguna forma a otro proceso productivo, manteniendo de forma circular su uso y evitando que llegue a un relleno sanitario o en el peor de los casos al río o al mar.
Pero debemos comprender que la circularidad no es un acto de bien social o de caridad. Las empresas ganan mucho dinero cuando conciben sus productos de manera circular, en lugar que de manera lineal. Ciertos materiales que se usan en la fabricación de productos, puede ser vendidos al final de su primer uso a otras industrias y de esa forma aumentar otros ingresos de la empresa.
Por medio de industrias circulares se generan ahorros y se incentivan nuevos negocios o formas de producción. También se incentiva la investigación de nuevos materiales y diseños que hagan menos intensivo el uso de materias que están agotándose.
También es cierto que la circularidad nos reta, pues debemos empezar a tomar decisiones impopulares. Cuando se trabaja en ciertos diseños o materiales, puede ser que al inicio la inversión sea mayor de la del que estamos acostumbrados a usar y eso genera debate a lo interno de las organizaciones. En muchas ocasiones el argumento para la mayor inversión será, que, si no se empieza a hacer ahora, la presión de bancos, reguladores o clientes hará que se tenga que hacer a una velocidad que duplicará o triplicará la inversión que se hace de manera voluntaria hoy en día.
Los ahorros que genera la circularidad también son relevantes. Cuando se piensa en agua de lluvia y todos los usos de ese líquido que llega gratis a las empresas, se pueden generar enormes ahorros. Por medio de su almacenamiento esta se puede usar para riego o lavado de camiones o carros en la empresa, siempre y cuando se trate debidamente. Pronto la factura del agua empezará a disminuir y con eso llegará un ahorro relevante.
Copiar los ciclos de la naturaleza en las empresas será una de las formas en que podrán mantenerse en el tiempo, pues las reservas de materiales que hemos venido usando como si nunca se fueran a terminar, están llegando a su final. Es de suma importancia generar estrategias de circularidad, que le permitan al negocio entender su avance en esta materia y trabajar al respecto para cerrar las brechas y lograr una circularidad del largo plazo.
La solución no está tanto en el reciclaje o el coprocesamiento, las soluciones reales solo se verán cuando en primer lugar moderemos el consumo y en segundo, diseñemos materiales que tengan muchas vidas y que sean utilizados en muchísimos procesos productivos. En otras palabras, hay que lograr que los residuos se conviertan en materia prima, una y otra vez.



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